En la última sesión del quinto Lindau Nobel Laureate Meeting, la invitada de honor a la clausura, la reina Silvia de Suecia, llamó a los economistas, sobre todo a la joven generación y en particular a los 450 noveles economistas provenientes de más de 80 países que estaban ahí reunidos (dos de ellos de México), a que no descuidaran su responsabilidad social.
También estaban ahí 17 de los 38 receptores vivos del Premio del Sveriges Riksbank en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel y en particular tres de ellos, que además de ser teóricos destacados (que es a lo que se otorga el premio) han tenido amplia experiencia en la práctica y uso de la economía para beneficio de la sociedad, participaron en el panel de discusión con el tema “Qué tan útil es la ciencia económica y cómo es útil la ciencia económica”.
Más que discutir, Peter Diamond (Nobel 2010 por su descripción de los mercados con “fricciones”), Robert Merton (Nobel 1997 por evaluación del riesgo en productos financieros) y Alvin Roth (Nobel 2012 por su teoría de la locación estable y diseño de mercados) elaboraron argumentaciones en conjunto, quizá porque comparten puntos de vista al ser los tres estadounidenses (la nacionalidad que más premiados tiene) y porque dos de ellos trabajan en la misma universidad (Diamond y Merton están en el Massachusetts Institute of Technology y Roth en Stanford).
Y de alguna manera lo que dijeron recuerda la frase de dijo el padre de la economía teórica moderna, Alfred Marshall (1842-1924): “El deseo de dar a la humanidad las riendas de su destino es la principal motivación de la mayoría de los tratados de economía”.
NO HAGAN UN DESASTRE CON SUS PENSIONES
Diamond habló sobre las pensiones, sobre cómo “una gran cantidad de estadounidenses (y de gente en todo el mundo) no están ahorrando adecuadamente para su retiro, definido en términos de lo que tiene sentido tener al retirarse comparado con lo que se tiene en el momento. Y la respuesta de los economistas es tratar de aumentar la educación financiera y enfocarse en las instituciones en las que se hace el ahorro para el retiro.
“Además del ahorro, la recomendación es invertir, pero es complicado y está muy bien estudiado que la mayor parte de la gente hace un desastre con eso. Se ha visto con encuestas que la mitad de los estadounidenses no saben la diferencia entre una bomba y un stock, eso debe complicar hacer tu plan de inversiones.
“Así que hay mucho que hacer para los economistas, no porque tengamos muy claro qué sucede en el mercado de valores, pero sí tenemos una serie de principios bastante robustos sobre la diversificación, los costos, sobre cómo interactúan los riesgos y otras cosas que se pueden enseñar a las personas. Sobre las pensiones, hay que convencer a los empleadores sobre cómo pueden ayudarles a tener una fuerza laboral manejable y a generar incentivos para atraer trabajadores a su compañía”.
Parte del problema es que el impacto que el trabajo de los economistas tienen pasa por la percepción y la comprensión de no economistas. Como ejemplo puso un programa de estímulos que fue percibido como un fracaso, pero que bajo la lógica contrafactual de la economía (comparar los resultados que tienes contra los que tendrías si no hubieras aplicado una determinada política o estrategia) se vio que redujo notablemente el índice de desempleo y por lo tanto “fue enorme éxito”, sin embargo, la lógica contrafactual no es intuitiva y la gente no la usa.
LOS POLÍTICOS ¿REQUIEREN ECONOMISTAS MANCOS?
Merton dice que entró en las ciencias económicas porque se dio cuenta de que “si puedes hacer un poco de bien a un gran número de personas por un largo periodo de tiempo es una gran cosa. Y la perspectiva de poder llegar a hacer algo así, sólo la perspectiva, junto con los retos intelectuales me parecieron fascinantes”.
Merton se dedica a la economía financiera. “Las finanzas ya son globales y se hacen cada vez más globales e interconectadas, por lo que tienes que ser más cuidadoso y tienes más responsabilidad. Los efectos son más grandes”, dice.
Para él, el problema principal está en la educación superior, los doctorados en ciencias económicas están más dirigidos a generar investigadores que gente que se dedique al diseño y la implementación de los modelos. “Y si eso se hace mal, el impacto puede ser terrible, por ejemplo con los modelos de transferencia de riesgo” (su mal uso es generalmente considerado la principal causa de la crisis del 2008).
“La innovación financiera en cualquier dimensión aumenta el riesgo -comentó-. No hay de otra. Y el truco y el reto es poder balancear esos dos factores.
“Esto hace que los economistas siempre están ofreciendo opciones, por un lado (on one hand, ‘en una mano’ es la expresión en inglés) tenemos esto y por otro lado (en la otra mano) esto otro... Por eso hubo un presidente estadounidense que deseaba conocer a un economista manco que sólo le dijera lo que tenía que hacer”.
Merton ofrece una aproximación a ese problema. “El papel de los economistas es ofrecer los dos lados, todas las opciones, pero hay que plantear las opciones en términos de intercambio, como todo en la economía. No está claro que la decisión de qué intercambio es más conveniente le corresponda al economista, sino más bien al político o a los particulares involucrados. Aunque hay veces que los economistas se confunden y dicen el intercambio que ellos en lo personal prefieren” como si fuera el científicamente más deseable.
No se puede pensar en la interacción entre los economistas y los políticos sin entender la relación entre los políticos y el público, comentó Diamond.
“Hay una tendencia de escoger primero la política y luego decir ¿podemos defenderla?”, dijo irónico, dejando implícito que la dirección adecuada es la contraria.
“El presidente de la Unión Europea dijo alguna vez, cito: ‘Todos sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos cómo ser reelectos después de haberlo hecho’. Pero también es cierto que muchos no saben qué hacer. En general no se sabe qué hacer ante una crisis”.
LOS MERCADOS SON LO QUE LA GENTE HACE
“La gente ha diseñado mercados desde antes de que se desarrollara la agricultura -dijo Alvin Roth-. Es algo que hacemos, son un artefacto humano, como el lenguaje, pero no pensamos en cambiar el lenguaje, ese lo heredamos y lo usamos, y a veces pensamos así de los mercados, pero conforme aprendemos más sobre cómo funcionan, podemos arreglarlos y hacerlos funcionar mejor”.
También, como con los lenguajes, hay mercados en todos lados y en muchos de ellos el tema no es el dinero, así Roth se ha dedicado a mejorar mercados como el de la donación de riñones (que los pacientes los tengan cuando los requieren), en los primeros trabajos de los egresados de las escuelas de medicina o la asistencia a primarias públicas en algunos lugares de EU (éste, de manera que los niños vayan a escuelas que más les convenga).
“Es como un problema de ingeniería -dice Roth-, pero hay una diferencia importante. Los principios físicos con los que funcionan los barcos no han cambiado desde los primeros barcos, ni van a cambiar”, pero la forma como los usamos sí cambia. “Cuando haces un barco, una carretera, o un puente, el comportamiento de la gente cambia. Ahora más gente los usa y se necesitan barcos, carreteras y puentes más grandes”.
Eso sucede con los mercados, cambian con el tiempo. Así que parte del diseño de mercados implica irlos ajustando al cambio, porque cambia la tecnología, cambia la forma como los usan los grandes participantes. Los mercados son una cosa viva”.
“Esta ingeniería no es exitosa porque le expliquemos a la gente despacio y en voz alta lo que debería hacer. Consiste en colaborar con los participantes en los mercados para conocer los detalles y buscar cómo pueden hacerse más eficientes y beneficiar más a los involucrados”.
Para Roth, como para Albert Marshall hace muchos años, se pueden estudiar los mercados con muchos datos, pero se trata más bien de estudiar sus reglas, implícitas y explícitas, y sus detalles.
“La economía se trata de todo lo que hace la gente así que estamos en posibilidad de aprender mucho de diferentes personas sobre sus negocios, que les vamos a ayudar a mejorar”.
Al final del debate, el moderador, Torsten Persson, del Instituto de Estudios Económicos de la Universidad de Estocolmo, citó a otro de los grandes economistas de la historia, John Maynard Keynes, cuando dijo que los economistas deberían ser como los dentistas. Creo que a lo que se refería era a que enfocándose sólo en una pequeña parte del cuerpo pueden aliviar una gran cantidad de dolor.
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