Estados Unidos está experimentado la mayor suspensión de pagos desde hace 176 años, cuando 8 estados y un territorio (Florida) dejaron de pagar sus deudas. Aunque, en términos normales -es decir, si no se considera la inflación- ésta es la mayor de la historia del país. Se trata de Puerto Rico, un territorio con un estatus extraño -no es un estado de EEUU, y no es independiente, sino que es un estado libre asociado-, que se supone que es transitorio pero que lleva existiendo desde 1952 y que ha solicitado protección judicial para sus pasivos de 73.000 millones de dólares (66.900 millones de euros).
Para hacernos una idea de la magnitud de la quiebra, baste decir que la deuda puertorriqueña es más de cuatro veces los 18.000 millones de dólares de pasivos del Ayuntamiento de Detroit, que suspendió pagos hace 4 años, en la que hasta entonces había sido el mayor default en términos nominales de EEUU.
Pero, si la suspensión de pagos es histórica, es embrollo jurídico no es de este mundo. El territorio había estado hasta este momento protegido por una ley llamada Promesa (las siglas en inglés de Ley de Estabilidad Económica, Gestión y Supervisión de Puerto Rico) que, literalmente, la blindaba de las reclamaciones de los tenedores de sus bonos. El objetivo de Promesa era dar tiempo a que Puerto Rico y los fondos que tienen su deuda negociaran quitas y ampliaciones de plazos de modo y manera que la isla pudiera volver a ser solvente. Porque, encima, Puerto Rico lleva en suspensión de pagos técnica desde hace dos años.
Pero esas negociaciones no llegaron a ningún sitio. Ni iban a llegar. Puerto Rico estaba dispuesto a pagar 800 millones de dólares (733 millones de euros) a los fondos. Eso significaba un 75% menos de lo que les correspondía. Así, Promesa ha llegado al final de su mandato. Y Puerto Rico es un territorio sin representación en el Congreso, pero que vota en las elecciones, y que lo hace siempre por el Partido Demócrata.
Un presidente y un Congreso republicanos no tenían ni mucho ni poco interés en salvar la isla, que tiene un 45% de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza. Si Hillary Clinton hubiera ganado, la protección para Puerto Rico se habría prolongado, y si los demócratas controlaran el Senado posiblemente hubiera habido un rescate a la griega. No ha sido ése el caso. La deuda de Puerto Rico cotiza con un descuento de alrededor de un tercio de su valor nominal en el mercado.
Técnicamente, la deuda puertorriqueña es municipal (coloquialmente llamada muni), un tipo de activo financiero muy valorado por los estadounidenses porque recibe un tratamiento fiscal muy favorable. No parece que el gigantesco mercado de los munis -3,9 billones de dólares, o sea, casi 3,6 billones de euros- vaya a verse afectado por esta suspensión de pagos.
El mercado ha tenido dos años para prepararse para esta eventualidad, y buena parte de los tenedores de deuda puertorriqueña son fondos oportunistas, que compraron los bonos con descuento cuando el territorio entró de suspensión de pagos en 2015. De hecho, el valor de los bonos de Puerto Rico subió ayer, lo que parece indicar que los operadores le dan más posibilidades a un acuerdo ahora que son los jueces quienes deciden, que cuando se trataba de una negociación entre San Juan y Wall Street.
Fonte: Aqui
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